Cristina Robledo, viuda de José Luis Cabezas: «Después de tanto sufrimiento no se pudo lograr nada»

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El asesinato del fotoperiodista José Luis Cabezas tuvo en Argentina más repercusión mediática que la muerte de Perón o la llegada del hombre a la Luna. Muchos son los que vieron en él la ocasión para atraer votantes o para medrar profesionalmente. En el 17º aniversario de este hecho nos atiende Cristina Robledo, la mujer del fotoperiodista, que luchó en las calles y en los tribunales junto a la familia de Cabezas y millones de ciudadanos argentinos.

Por AITOR FERNÁNDEZ>

Cristina Robledo, viuda del fotoperiodista José Luis Cabezas | Foto: AITOR FERNÁNDEZ

Cristina Robledo, viuda del fotoperiodista José Luis Cabezas | Foto: AITOR FERNÁNDEZ

¡Tú también puedes colaborar!“Es monstruoso que el dedo sobre el gatillo sea la respuesta al dedo sobre el obturador”, sentenció el fundador de Magnum Henri Cartier-Bresson en homenaje a Cabezas. El 16 de febrero de 1996, el fotoperiodista hizo la fotografía que sentenciaría su muerte: un retrato del empresario Alfredo Yabrán, ése que fue denunciado por el ministro de economía del gobierno de Carlos Menem de ser el jefe de una mafia enquistada en el poder. Casi nadie conocía su rostro y eso cambió su vida para siempre. El 25 de enero de 1997 se cumplió la orden de Yabrán: José Luis Cabezas fue secuestrado y asesinado salvajemente en la ciudad de Pinamar, algo que movió a la sociedad argentina a salir a la calle para exigir justicia por el crimen y el fin de la corrupción en el poder.

En febrero del 2000, el caso Cabezas se zanjó con la condena a cadena perpetua a los ejecutores del crimen, entre los que había varios policías. Yabrán no pudo ser condenado pues dos años antes se había suicidado, aunque fue algo que la sociedad argentina siempre puso en duda, a pesar de que la investigación forense  así lo dictaminó. Lo cierto es que, a día de hoy, la mayoría de los condenados disfrutan de libertad gracias a grandes reducciones de pena, a pesar de que la familia no ha dejado de luchar para que vuelvan a prisión. Cristina Robledo decidió después salir del país. Hoy, 17 años después de que se convirtiera en “la viuda de Cabezas”, conversa con nosotros para recordarle.

17 años después, ¿hubo justicia por José Luis?

No, de ninguna manera.

Quizá si se lo preguntas a un abogado te diga que la Justicia hizo esto o lo otro, pero desde nuestro punto de vista no hubo justicia. Y dudo que la haya algún día.

¿Alguna vez tuviste esperanza en que la hubiera?

Sí porque, como dicen, la esperanza es lo último que se pierde. Pero conforme van pasando los años, todo se convierte en algo político y las cosas se dilatan, esto te va minando la esperanza.

¿Crees que el pueblo argentino tiene memoria?

Sí, pero está muy limitado. Por la política, por los políticos, por las conveniencias, por las tramas de poder. La gente no se olvida de María Soledad [Morales], del soldado [Omar] Carrasco ni de José Luis. Hace dos años fui a Argentina y la gente me seguía parando por la calle, diciéndome entonces que nos apoyaron, animándome a seguir adelante. Los que no tienen memoria son el resto, el engranaje del poder.

Argentina se volcó…

Era increíble. La gente nos acompañó muchísimo. Se hicieron marchas multitudinarias. Era permanente: “Adelante, estamos con ustedes.” La gente fue enormemente solidaria. Pero lamentablemente, eso no fue suficiente para conseguir la justicia que nosotros buscábamos.

¿Cómo explicarías el caso a nuestros lectores?

Bueno, el recorrido judicial es un poco complejo y hay muchas cosas que no les sabría explicar. Pero hay tres cosas que yo tengo muy claras. La primera, que el 25 de enero de 1997, mi hija se quedó sin padre y yo me quedé sin marido. La segunda, que la impunidad del poder está en todos lados. Y la tercera, que es muy triste que después de tantos años, que después de tanto sufrimiento, no se haya podido lograr nada.

¿Crees que no se ha logrado nada?

No creo que se haya conseguido nada. Mi suegro se murió con un dolor tremendo. El instigador del crimen, Alfredo Yabrán, nunca supimos si se había suicidado, como dijeron, o simplemente desapareció. Los responsables fueron liberados porque sus penas fueron reducidas increíblemente. A uno de los ejecutores, [el policía Gustavo] Prellezo, le fue concedida la prisión domiciliaria porque tenía dolores lumbares por la humedad de la cárcel.

Además es muy difícil porque yo les conocía a todos en Pinamar. Me pongo a pensar y me acuerda de conversaciones, te das cuenta de que ya iban siguiendo todos nuestros movimientos. Candela era muy bebé y le decían a José Luis: “¡Qué linda está tu gorda, cómo está creciendo!” Luego te das cuenta y… No es fácil.

La portada que sentenció la muerte de Cabezas y detalle de un cartel reproducido millones de veces en Argentina. | DC

La portada que sentenció la muerte de Cabezas y detalle de un cartel reproducido millones de veces en Argentina. | DC

¿Qué relación teníais con Pinamar?

Yo había vivido muchos años allí, aunque vivíamos en Buenos Aires. Excepto los veranos, época en que José Luis tenía que cubrir esa zona y por eso nos mudábamos allí.

¿Quién era Alfredo Yabrán?

Era un super empresario, anónimo para el pueblo argentino. Se hablaba mucho de él, pero nadie sabía cómo era su cara. Además, alardeaba de eso, de que nadie lo conocía. Pero cuando salió publicada la foto, él mismo dijo que eso había sido como pegarle un tiro en la cabeza. Pienso que muchos le tenían miedo, era una persona muy allegada al presidente [Carlos] Menem.

¿Fue un gobierno especialmente corrupto, el de Menem?

Bueno, como todos. Como el español. Era un gobierno de favores: yo hago esto pero tú a cambio tienes que hacer esto otro…

¿Qué pretendía José Luis sacando esa fotografía?

Bueno, él trabajaba para un medio de comunicación, la revista Noticias. No es que él saliera a cazar a un personaje. La foto formó parte de la investigación de un equipo que quería ponerle cara a esa persona que tantos favores le hacía al gobierno. Porque Yabrán entraba a la casa de Gobierno como si fuera su casa, tenía una relación estrechísima con él. Como una mafia, entre comillas.

Y esa fotografía tuvo un impacto tremendo.

Es que todo el mundo hablaba de él, pero pasaba inadvertido en la vida cotidiana. Esa foto le cambió la vida, él siempre lo dijo.

El asesinato de José Luis ha sido hiper tratado mediáticamente, pero quizá no siempre de forma muy ética y otras veces con muchos intereses detrás. ¿Cómo afecta eso a la vida?

Yo decidí salir de Argentina porque necesitaba salvaguardar mi salud mental, poner una distancia me permitiera seguir adelante. Yo no pude hacer nada. Sólo intenté resguardar la imagen que yo tengo de él, transmitírsela a mi hija. Siempre me separé de esa historia, procuraba conceder muy pocas entrevistas, porque todos te utilizan. Que si va a haber elecciones, que si el gobernador decía que vamos a hacer hincapié en la seguridad… Para todo se utilizaba el caso Cabezas y para mí nunca fue el “caso Cabezas”, sino el asesinato de mi marido y el padre de mi hija.

A Candela, cuando era chiquita, le preguntaban: “¿Cómo te llamas?” Y ella respondía: “Candela Cabezas Presente”. Porque era todo el tiempo, en la televisión, en la radio decían: “¡Cabezas Presente!” Yo no quería eso para ella y por eso me fui.

Fuera de Argentina, tu vida personal pudo continuar…

Lloré mucho la distancia. Me llegaban las noticias de excarcelación de los presos, de lo que decía la Corte suprema, los medios y lo pasaba muy mal. Luego, muy poco a poco, se te va haciendo un cayo y cuando te llegan esas noticias: “Van a soltar a éste…”, te sigue doliendo, pero te lo vas tomando diferente. Te vas resignando.

Por otro lado uno piensa que aunque se haga justicia, no me lo van a devolver. Cuando iba a pasar el juicio intentábamos celebrar los pequeños logros, pero cuando acabó todo… Seguías vacío. Porque no te devolvían nada. No sé cómo explicártelo. Un día, salimos del juicio en Dolores y los abogados me decían: “Hoy fue un buen día, fijate que esto estuvo bien, se consiguió esto…” Y luego, cuando volvía a mi casa, que me quedaba a 200 kms del lugar donde se celebraba el juicio, volví todo el camino llorando. Porque me volvía sola. Me volvía vacía. Aunque algún día hubiera justicia, me seguiría sintiendo igual de vacía. Nadie me devolverá nunca a José Luis.

Es terrible.

Yo he seguido mucho el caso de Marta del Castillo, que además fue un 24 de enero… Y veo a los padres cómo los traen y los llevan… Los utilizan. Y al final todos se ríen. ¡Yo me he sentido tan identificada con esos padres!

José Luis en Argentina, José Couso en España… 71 periodistas muertos y 87 secuestrados este último año… ¿Son los periodistas incómodos un objetivo a erradicar?

La mafia está tan enquistada en el poder… Yo nunca entendí porqué José Luis. Porque él era un trabajador que tenía la suerte de hacer algo que le encantaba, pero esa foto fue un encargo, una orden, un trabajo de investigación. Nunca lo entendí. Me da la sensación de que matan para decir: “Mira lo que podemos hacer, vamos a por ustedes.”

Cabezas con su hija Candela, poco antes de su muerte. | Fotografía familiar

Cabezas con su hija Candela, poco antes de su muerte. | Fotografía familiar

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¿Crees que somos conscientes de esa corrupción del poder?

Yo creo que sí, porque lo sufrimos en carne propia. Pero estamos en desigualdad de fuerzas para luchar, ellos tienen demasiadas armas y el pueblo sólo su voz.

¿Recuerdas qué trabajo era el que más le gustó hacer a José Luis?

Le gustaba retratar a personajes, pero acompañar al periodista en los temas de investigación era lo que más le gustaban hacer. También su hobby, que era hacer fotos de ballet. Era una persona apasionada por su trabajo. Le encantaba obtener nuevas perspectivas en sus fotografías.

¿Qué imagen tiene Candela de su padre?

No tiene ningún recuerdo, claro, pues tenía 5 meses cuando se quedó sin él. Candela conoce a su padre por fotografías. Ahora está en una edad difícil, 17 años. Está muy guapa y se parece mucho a José Luis.

Después de 17 años, ¿Cómo crees que vería José Luis la actualidad?

Han pasado muchas cosas, pero siguen siendo las mismas. La corrupción es igual o peor que antes. No hay nada nuevo. En España da la sensación que ahora es cuando se están destapando estos pozos de mierda, pero Argentina vive destapándolos permanentemente.

José Luis era una persona muy sincera, muy frontal y seguiría denunciándolo, luchándola hasta conseguir que esto cambie.

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About Aitor Fernández

Fotoperiodista freelance para el massmedia hasta que fundó DateCuenta. Entre sus proyectos destacan “Las voces de los cayucos”, “Mujeres valientes” o “Vencidxs”, donde se recuperaron más de 100 memorias orales para entender nuestra historia más reciente. También es docente en nuestra escuela de comunicación libre.