Hasta pronto, Théo

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Para mí Théo Francos (1914-2012) ha muerto tres veces. La primera vez, el día que lo fusilaron y milagrosamente sobrevivió. La segunda, hace dos días, a sus 98 años en su casa de Baiona. La tercera ha sido hoy, cuando he podido comprobar que su muerte no aparece en ningún medio español.

Por AITOR FERNÁNDEZ

Entradilla. En vista de que ni un jodido medio español se ha dignado a escribir cuatro líneas por tu muerte, Théo, me pongo a escribirlas yo, una persona sin apenas formación de redactor periodístico, pero a la que la rabia en el corazón le sigue moviendo a hacer muchas cosas, esta vez por la impotencia de comprender  que, en realidad, a nadie le importa cuántas veces arriesgaras tu vida por defender la causa antifascista, y digo causa porque defendiste la causa, la humanidad, por encima de nacionalidades y banderas. Yo te conocí y pude abrazarte, aunque quizá al salir de la ciudad no te acordaras ya nunca más de mí, pues tu memoria estaba completamente desdibujada, lo que no me impidió ser testigo de tu grandeza.

Théo Francos en 1937

A lo que voy. Desde que conocí tu historia, Théo (contada por primero por la ARMH y leída luego por los textos de Sofía Moro) quise conocerte, pero fue dos años después cuando tuve la oportunidad. El verano pasado viajé a Baiona, en el penúltimo viaje del proyecto “Vencidxs”, para descubrir en ti a un hombre mucho más pequeño de lo que había visto en las fotos y vídeos, mermado por la vejez y la memoria, pero aún así excepcional y humano. Un idealista de verdad, que vino a luchar a España para derrocar el fascismo, con muchos más voluntarios que se llamaron las Brigadas Internacionales. “¿Cuál es la razón del fascismo, Théo?” “Es la explotación -a pesar de todo tenías momentos de lucidez), a mi padre en Valladolid le hacían trabajar toda la noche con un trozo de pan y de cebolla.” Supongo que a eso querrían que volviéramos, y supongo que por eso tú no sales en los medios hoy.

El miedo nunca se separó de ti. Pero eso no te impidió hacer grandes cosas. Me dijiste que “a veces te despertabas por la noche y llorabas como un chaval”, supongo que recordando lo que te parecería el fin del mundo, o más bien, el fin de la humanidad, cuando te enterraban hasta la cintura para torturarte, en el campo de concentración de Miranda de Ebro, dándote latigazos a pleno sol y teniéndote así días enteros. “A veces pienso cómo pude aguantar tanto. La gente, desde fuera del campo, me tiraba comida o agua, que mis compañeros me daban cuando podían.” Eso fue la represalia por haberte fugado del campo. Por las alcantarillas. Porque las Brigadas se habían ido, pero tú te quedaste para seguir luchando, incluso cuando todo estaba perdido. “Eran los mismos presos los que construíamos el campo –me contaste de forma dispersa- pero no nuestros barracones, nosotros dormíamos a la intemperie. Construíamos para los soldados, incluso les hicimos una piscina” Y mientras, seguían exterminando a tus compañeros.

Cuando te liberaron pensabas que volvías a casa a descansar. Pero al llegar viste Baiona tomada por los nazis. “Me escapé en el puente, vi a mi madre de lejos, pero no me pude despedir de ella.” Porque entonces comenzó una nueva odisea para ti, aunque en realidad era la misma: seguir combatiendo el fascismo. Te alistaste como paracaidista en el ejército inglés y en la nueva guerra te esperaban las experiencias más duras de tu vida. Tuviste que matar a un compañero gravemente herido, que no tenía el coraje suficiente para tomarse la pastilla de cianuro que llevábais. En otra misión, al saltar, tu paracaídas quedó atrapado en el ala del avión: “Lo corté con el cuchillo como pude, y llegué bien a tierra. Me descontaron el coste del paracaídas del sueldo del mes.” Pero creo que lo peor fue cuando te fusilaron. A mí me parecía increíble. Viviste un fusilamiento, y por ello llevaste alojada una bala a unos centímetros del corazón toda tu vida. Te pregunté qué pensabas en esos momentos: “No sabes lo que está pasando, si es verdad o no. A veces te herían para que sufrieras antes de morir.” Pero tú no moriste, y te salvaron al día siguiente una pareja de campesinos de la resistencia.

Pero también conociste la bondad humana, como aquellos campesinos, o los ferroviarios que te tiraban comida, o las muchachas que te escondieron en el granero: “Especialmente me quedaba impresionado por la solidaridad de las mujeres, salvé mi vida muchas veces gracias a ellas.” Mujeres idealistas y valientes. En Stalingrado te adentraste 30km en las líneas enemigas con una muchacha rusa de 19 años para volar puentes e impedir el avance nazi. La reencontraste setenta años después, ella tenía noventa y tu hijo le decía que no te apretara tan fuerte, que te iba a matar del abrazo.

Y así ha sido tu vida, Théo. Me hablaste lentamente de tu bisnieto, perdido en una amalgama de recuerdos que te costaba ordenar. «Papi, tienes que llegar a los 100″, te decía. Quizá disfrutabas de él porque no podías haberlo hecho con tu hija, a la que conociste con 20 años por todo lo que tuviste que trabajar: «Al principio nadie me daba trabajo, así que tuve que viajar y trabajar fuera, ocupando más de treinta puestos de trabajo diferentes.” Me imagino que moriste en paz, aunque algo paenado porque veías el fascismo “volviendo a levantar cabeza”. Espero no tener que vivir las terribles experiencias que tú tuviste que vivir.

Conclusión. Y después de todo ¿para qué? -como me dijo también Concha Carretero- Toda esa gente que fue asesinada, que defendió la libertad de generaciones que ni conocerían después, que ha pagado con su juventud y con su vida todos y cada uno de los derechos que ahora tenemos y que estamos dejando perder uno a uno. ¿Para qué? Para que ningún medio dedique un par de líneas a tu muerte. Ni Rajoy, ni la selección española de fútbol, ni la prima de riesgo merecen la mitad del espacio que debieras de ocupar en los medios. Así que, habiéndolo escrito más mal que bien por lo que te pido perdón, primero por no poder dedicarte todo el tiempo que te mereces, y segundo, avergonzado, porque no es éste el medio principal donde tu muerte debiera figurar. Un general español una vez te preguntó: “¿Tú no tienes madre? Porque no es normal que una persona realice tantas misiones” “Sí, señor, la tengo, lo hago por convicción” Te contestó muy seguro de sí mismo: “Pues quédate conmigo, porque por lo menos salvarás tu vida. Cuando acabe la guerra, no te van a agradecer nada.” Y era verdad.

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Para que sepan más de ti aquí les dejo este enlace de mi admirado trabajo de Sofía Moro

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About Aitor Fernández

Fotoperiodista freelance para el massmedia hasta que fundó DateCuenta. Entre sus proyectos destacan “Las voces de los cayucos”, “Mujeres valientes” o “Vencidxs”, donde se recuperaron más de 100 memorias orales para entender nuestra historia más reciente. También es docente en nuestra escuela de comunicación libre.

There are 25 comments

  1. Puri foncubierta

    Siempre hay alguien que toma partido e intenta responder a sus convicciones. Aitor nos das una buena lección a personas posiblemente mayores que tu, haciendonos conecedoras y participes en la historia de personas como Theo. Mi hija me ha pasado este correo y agradezco a los dos, el poder tener esta información.

  2. JOÃO CÂNDIDO

    DE BRASIL

    LEÍ EN INSURGENTE Y LEMBRÉ DEL JOSÉ DA CUNHA CAMARADA DE MI PADRE,CAPITÁN
    AVIADOR EXPULSO DEL EXÉRCITO BRASILEÑO, EL ATENDIÓ EL LLAMADO DE LOS REPÚ
    BLICANOS Y SE FUÉ A LOS PIRINEUS, ES UNO PRIVILÉGIO TENER CONOCIDO HOMBRES
    DESTA ESTATURA Y ES EMOTIVO ACRESCENTAR THEO FRANCOS A ESTA LISTA.
    NUESTRA ADMIRACIÓN Y NUESTROS AGRADECIMIENTIOS.

  3. Alicia Villoldo-Botana

    hola, me han reñido los colegas catalanes, el 5-VII-12 salió una nota en la sección Obituarios de El País. Una no tiene tiempo de chequear tanto y tanto la información que recibe, sobre todo cuando me llega de http://www.nodo50.contrainformacionenlared, que siempre me ha resultado fiable porque mi hijo forma parte de la Asamblea del Nodo y trabaja 10 horas diarias atendiendo a los usuarios.
    Me joroba el tema porque yo soy vieja periodista y no me gusta que me lean la cartilla los jóvenes que salen de las universidades de periodismo y he visto trabajar con el «corto y pego».
    Un abrazo y que Theo descanse en paz
    Salud&Poesía
    Alicia

  4. Sergio

    Maravillosa lucha de Théo Francos. Leí su obituario el otro día en El País y me impactó tanto que he ido buscando más cosas de este héroe. Todos seguiremos luchando por las injusticias que este mundo cruel nos depara todos los días. Théo tu te fuiste pero siempre estarás alentando desde arriba.

  5. Alicia Villoldo-Botana

    Muchas gracias, colega periodista y camarada antifascista. Me has emocionado. Tengo la terrible sospecha de que ya no quedan hombres como Théo Francos. Gracias a ti y al asambleario Nodo50 (del que mi hijo Santiago Botana Villoldo forma parte muy activa)me he enterado de su existencia.
    Que su ejemplo y recuerdo nos dé fuerzas para seguir luchando contra todo tipo de dictadura, fascismo, imperialismo colianilista e indiferencia.
    Un fuerte abrazo desde muy lejos,
    Alicia Villoldo-Botana
    Para él, para ti, para todos los camaradas idealistas, un poema de otro héroe, el asesinado salvadoreño Roque Dalton

    Por qué escribimos

    Uno hace versos y ama
    la extraña risa de los niños,
    el subsuelo del hombre
    que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
    la instauración de la alegría
    que profetiza el humo de las fábricas.
    Uno tiene en las manos un pequeño país,
    horribles fechas,
    muertos como cuchillos exigentes,
    obispos venenosos,
    inmensos jóvenes de pie
    sin más edad que la esperanza,
    rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
    sastres como la vida,
    páginas, novias,
    esporádico pan , hijos enfermos,
    abogados traidores
    nietos de la sentencia y lo que fueron,
    bodas desperdiciadas de impotente varón,
    madre, pupilas, puentes,
    rotas fotografías y programas.
    Uno se va a morir,
    mañana,
    un año,
    un mes sin pétalos dormidos;
    disperso va a quedar bajo la tierra
    y vendrán nuevos hombres
    pidiendo panoramas.

    Preguntarán qué fuimos,
    quienes con llamas puras les antecedieron,
    a quienes maldecir con el recuerdo.

    Bien.
    Eso hacemos:
    custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

    Roque Dalton, en “ La Ventana en el Rostro”.

  6. Laura Gassó

    Gracias Aitor por haber escrito el obituario de Theo. Todo es poco para el reconocimiento de las personas como él, que lucharon por la República y contra el fascismo nacional e internacional. Yo también intento recuperar la historia de mi padre, luchador antifascista, piloto de la República. Dejó un diario escrito durante su estancia en campos de internamiento, concentración y castigo en el Norte de África. Espero poder publicarlo pronto. Salut, memòria i resistència !

  7. Feliciano

    Excelente. Gracias por la publicacion. Ciertamente estos son los Grandes de una Nacion y sin embargo se van en un silencio total.Larga vida, Theo.

    Para el autor, me gustaria incluir un comentario, por si fuera de su interes valorarlo, puesto que a mi me causo algo de estupor al principio:

    Baiona (mal escrita Bayona), asi tal cual, se denomina la Villa gallega a la cual arribo la Carabela Pinta, con la buena nueva del Descubrimiento.

    Bayonne, seria la misma apelacion, pero se refiere a la ciudad del sudoeste de Francia, proxima a Irun. ( Es que por lo de la ocupacion nazi, asi como lo del puente, que parece te refieres a esta ultima; la Gallega carece de ambas cosas).

    Conozco las dos y lo unico que tiene en comun es el mar: Oceano Atlantico y Mar Cantabrico, respectivmente. Saludos.

  8. adrian

    Gracias por el artículo.
    Yo creo que su vida y su lucha han servido para mucho. En primer lugar para inspirar a todos los que lo conocieron, estuvieran en el bando que estuvieran. Y ahora para que, gracias a ti, lo conozca yo también.
    Un saludo!
    Adrián

  9. Telemaco

    ¿Para qué? para que su ejemplo de entereza, de honestidad, de ser humano decente guíe e ilumine a unos pocos y no muera la auténtica historia de los desheredados, de los obreros, de los ciudadanos que lucharon por la democracia y la libertad. Ese esfuerzo tendrá su recompensa y, aunque no la vean mis nietos, seguirán luchando, rompiendo el silencio ante una injusticia.

    Aunque solo quede uno, los que lo observamos, tomaremos el relevo, no tengáis lugar a dudas.

    Hasta la victoria, siempre.

  10. Antonio

    Impresionante. Gracias por dar a conocer un poco de la vida de esta gran persona y luchador. Lo comparto para aportar un insignificante granito de arena y que su memoria no se pierda… tan pronto.

    Un abrazo

  11. Herberwest

    Ayer lo supe, y me senti igualmente triste por su muerte y por que en españa ningun medio. Aparte de ser un republicano, y tener una historia de vida para hacer tres novelas, era una fuerza de la naturaleza.

    1. Diego

      No es el último, mi tío abuelo aún vive, y fue brigadista. Por desgracia vive en Madrid y por su edad ya no le permiten volver a su pueblo, Lopera. Se llama Francisco Morales Pedrosa, y a él tampoco le han dedicado nunca unas líneas en ninguna parte, ni lo harán cuando muera. Fue de los pocos que aguantaron hasta el final en la batalla del Ebro. Aunque yo no sé gran cosa se él, sólo lo he visto en dos ocasiones, mi padre si sabe mucho más. Creo que sirvió en la 14 Brigada Internacional. Un saludo a todos, y gracias por recordar a otro valiente camarada, ellos sí fueron -y son- verdaderos héroes.

  12. Tere

    Gracias Aitor……tuve la suerte de conocer a Théo, lo recuerdo jovial, charlatán…nos contaba «sus andanzas» durante las guerras, su «problema» en los aeropuertos por la bala que llevaba dentro…..sus viajes de turismo a Cuba…tantas cosas.
    En el año 2002 estuvo con nosotros, dormía con los voluntarios…en colchonetas en el suelo (me parecía que una persona ya mayor…no sé si al final se le pudo dar mejor alojamiento) nos bailaba con una agilidad que ya la quisiéramos. También lo recuerdo en el homenaje de Rivas….Hasta siempre Théo Francos (con «s» al final…).
    Un abrazo Aitor, me ha gustado mucho tu homenaje que es el sentir de muchos de nosotros.

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