Benjamín Rubio, la memoria de la lucha minera: “Lo peor es el que mete la cabeza debajo del ala, el que no se pronuncia para nada.”

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Benjamín Rubio (1925-2007) fue enlace de la Federación de Guerrillas de León-Galicia, por lo que sufrió la tortura y la cárcel, y fundador de Comisiones Obreras desde la clandestinidad de la mina. Recuperamos la entrevista que AITOR FERNÁNDEZ le realizó en Villablino en marzo de 2001.

Benjamín Rubio y su hijo Javier frente al 'Monumento al minero' que Brosio Ortega realizó para Villablino.

Benjamín Rubio y su hijo Javier frente al ‘Monumento al minero’ que Brosio Ortega realizó para Villablino. | Foto: AITOR FERNÁNDEZ (2001)

Benjamín, ¿recuerda la guerra?

Recuerdo perfectamente cuando estalló la guerra, tenía 11 años, recuerdo que veía bajar muchísima gente para Asturias y que luego se quedaron muchos para el monte. Mis padres eran campesinos.

¿Cuándo empezó a trabajar en la mina?

En El Bierzo ya había trabajado en la mina, pero en el 49 vine para aquí para Laciana.

¿Y cómo era la situación de los mineros?

Era un crimen: salarios míseros, trato inhumano, muchos accidentes, había sanciones por todo, todas las responsabilidades eran del trabajador, aunque se matara, a los chavales le pagaban una miseria también…

¿Duró mucho tiempo esa situación?

Hasta 1955 o un poco más adelante, quizá hasta que surgió las primeras huelgas a partir de 1962. Eran huelgas de muchos días, hasta de 40.

¿Y sirvieron esas huelgas?

Reclamamos mejores condiciones de trabajo y de seguridad y empezamos a mejorar. En el 69 provoqué otro paro contra el Ministerio de Trabajo, por culpa de los jubilados de silicolis, que ganaban una miseria. ¡Me podrían haber echado 30 años de cárcel! Todo empezó a mejorar radicalmente, pero todavía reclamábamos que se volviera a recuperar la figura del enlace sindical, una persona que estuviera preparada para el puesto. Así empezó a funcionar Comisiones Obreras hasta su legalización.

[four_columns alpha=»0″ omega=»0″][dropcap_custom]»[/dropcap_custom]Los empresarios han recuperado cosas que no había ni en la época de Franco.»[/four_columns]

Pero luego llegaron las crisis mineras.

Las crisis mineras duran hasta hoy, en que todavía se permiten las subcontratas, lo que es una vergüenza para el trabajador y una explotación también. Los empresarios han recuperado cosas que no había ni en la época de Franco: han destruido la Ley del contrato de trabajo, que ni Franco se atrevió a destrozarla del todo. Por ejemplo antes tenías un par de días para faltar al trabajo, sin avisar, y no te pasaba nada, pero hoy te pueden despedir sin ninguna explicación. Además, hoy ya no importa que personas de un rango superior, aunque sean chavales sin experiencia, te puedan mandar si tú tienes un rango inferior.

¿Cuándo se jubiló?

En el 77, después de la legalización de los Partidos. Después de jubilarme llegué a tener el primer grado de silicosis, pero yo en eso tuve mucha suerte, porque me ascendieron de categoría, estuve 20 años picando y 8 posteando.

Pero siguió luchando con los mineros…

Claro, hasta hoy. Porque hoy lo grave es que están cerrando explotaciones que podrían ser rentables. Que todo esto ya se planteó cuando la marcha minera, hicimos un escrito y recogida de firmas a Felipe González. Y además se lo dijimos, que a nosotros nos mataban de hambre y a nuestros hijos les quitaban el trabajo. Una empresa como ésta, la MSP [Minero Siderúrgica de Ponferrada], la de mayor reservas de Europa, con carbón a 480 metros, podría competir con cualquiera europea, con una verdadera preparación. Lo que pasa es que van a cielo abierto, y favorecen así que dentro de pocos años la minería desaparezca, y ni la protegió el otro gobierno ni la protege éste tampoco.

¿Todo Villablino vive de la mina?

Claro, aquí no hay nada más, prácticamente. Hay cuatro ganaderos, pero si se cierra la mina, desaparecen estos pueblos.

¿Cómo se organizaban las Comisiones Obreras en la clandestinidad?

Era muy difícil. Mira, nosotros la primera reunión que tuvimos, la primera huelga de 1962 fue legal, autorizada por la Guardia Civil. La empresa hizo un escrito diciendo que no nos reuníamos por tener motivo, sino que la huelga era política. A los 15 días nos reunió la directiva de la empresa y nos dijo que no se sabía porqué estábamos parados. Yo le dije que lo sabían de sobra, que por los tratos que nos daban, por los salarios y las míseras jubilaciones. El director me contestó que nadie le había dicho nada en ningún sector, yo le contesté que era por miedo. Al salir, me dijo el capataz: “esta actitud es tonta, o trabajar o pedir.” Yo le dije que tenía razón: «¡Vamos a pedir! Vamos al cuartel de la Guardia Civil y a explicarle el conflicto laboral.»

¿Y qué pasó?

Que nos legalizaron la huelga y nos reunimos 150 personas en plena libertad y hablamos de todo, de la denuncia, pidiendo un salario mínimo de 145 pesetas y no de 60.

¿Y lo consiguieron?

No, aunque nos concedieron 65 pesetas trimestrales de beneficio para los trabajadores. Pero aquello fue un triunfo porque no hubo despedidos, ni presos. Otra cosa que pedíamos era la destitución automática de los representantes de la empresa [delegados del Sindicato Vertical]. Tampoco lo conseguimos, pero sí que la comisión que nosotros nombráramos fuera igual a los representantes de la empresa. Así surgieron las CCOO para siempre.

Otro logro.

Conseguir el enlace sindical era muy importante. Primero porque el enlace tenía cubiertas las espaldas y no le podían acusar de nada y segundo porque así teníamos un representante que iba a luchar por el trabajador de verdad, no como los representantes del Vertical.

[four_columns alpha=»0″ omega=»0″][dropcap_custom]»[/dropcap_custom]Toda mi vida he pensado que tenemos un enemigo común: antes era el Fascismo y ahora es el Capitalismo.»[/four_columns]

Y siguieron luchando…

Cuando no estábamos de acuerdo en un convenio colectivo, parábamos la empresa dos días alternos en una semana, porque avisábamos a todos los sectores de la MSP, en todos los lugares. Si la empresa no cedía en el primer día, parábamos otro. Nosotros nos reuníamos en casa de uno, en el monte, así, clandestinamente, tuvimos suerte de no tener muchos chivatazos.

Y en 1963, otra huelga de la minería.

Aquello ya empezó a mejorar y luego con el siguiente paro, pedimos el aumento de las pensiones. Entonces se jubilaba un silicótico por 6.000 pesetas y eso no daba para comer. Yo, que me retiré a los 51 por haber picado 20 años, me concedieron la pensión igual que los que se retiran hoy por silicosis. Y a todo el que se retirara por silicosis y alcanzara la edad de jubilación, le quedaba igual la pensión. Ése fue el mayor avance que conseguimos.

¿Y las Comisiones estaban en contacto con el resto del Estado?

No, sólo con Asturias y con El Bierzo. Yo procedía de la CNT, pero cuando vine para Laciana no tuve ningún contacto con ninguna organización política. No quise ingresar en ningún partido porque quería tener las manos libres, en la lucha por el trabajador de la mina a mí no me iba a enseñar nada ningún político. Aquí colaboré con el Partido Comunista.

Las mujeres tuvieron un papel clave en la lucha minera durante la dictadura franquista. En la foto, las cuatro generaciones de la familia de Benjamín Rubio (Laura, Albina, Alicia y Olga).

Las mujeres tuvieron un papel clave en la lucha minera durante la dictadura franquista. En la foto, las cuatro generaciones de la familia de Benjamín Rubio (Laura, Albina, Alicia y Olga). | Foto: AITOR FERNÁNDEZ (2001)

¿Qué papel han tenido las mujeres de Laciana en la lucha minera?

Las mujeres jugaron un papel asombroso. Salían y se pegaban con la Guardia Civil. Cuando salíamos nosotros, nos llevaban a la cárcel y nos machacaban. Las mujeres fueron muy valientes en toda esta revolución.

¿Cómo ve hoy la lucha laboral?

Cuando hay una huelga, muchos esquiroles se agarran al derecho de trabajar. Hombre, claro, es mejor evitarla, pero si no se puede conseguir nada así, hay que emplear los medios que haga falta, es mejor que luego enfrentarse con la policía. Aquí en Laciana había mucha basura. Cuando la primera vino un capitán de la Guardia Civil, que no estaba aquí destacado, a ver el ambiente de la huelga. Dijo: “Ya está esto claro. Aquí hay un 20% de comunistas, un 30% de oportunistas, que van a ver lo que hace el otro 20%, y un 50% de imbéciles.” ¡Y no se equivocó en nada! Bueno, excepto en el primer 20%, que no eran todos comunistas, sólo eran personas que daban la cara.

¿El problema son los esquiroles, entonces?

Lo malo no está incluso en esos que lo critican tado, está en el que mete la cabeza debajo del ala, en el que no se pronuncia para nada. El caso entonces era estar bien organizado, tener personas con iniciativa en todas partes. Siempre hay personas que empiezan a hacer la zancadilla cuando un grupo de trabajadores empieza a hacer fuerza, pero la fuerza tiene que salir del trabajador y éste tiene que luchar por lo que cree que es su derecho.

Usted se considera un hombre que no sigue ninguna doctrina, su única doctrina es la lucha por el trabajador.

Mira, yo una vez le dije a mi padre que qué pensaba de la religión, y me dijo: “Mira, hijo, ¿tú ves las letras que ponen encima de la cruz?, pues eso no sabe nadie qué pone, y de ahí sacaron toda la leyenda.” Yo toda mi vida he pensado que nosotros tenemos un enemigo común. Antes el Fascismo y ahora el Capitalismo. Pero de momento no somos perfectos para llegar a las situaciones que planteaba Marx, y mucho menos el anarquismo. Luego hay personajes como Carrillo que han sido nefastos para el Partido y para la clase obrera.

¿Cuál es la experiencia de lucha de la que guarda mejor recuerdo?

Fue una vez que me eligieron como representante para ir a Escocia, a una reunión en la que íbamos a desenmascarar lo que hacía el Sindicato Vertical y hablar denunciar el Proceso 1001. Nos reunieron a todos los sindicatos, en total éramos 6. Yo expliqué lo que estaba pasando en España, pedí que no apoyaran al Sindicato Vertical porque era el sindicato de la represión y luego les expliqué lo que eran las Comisiones, que por entonces tenían una mala propaganda, que era un sindicato sin siglas, donde podíamos estar todos, cenetistas, comunistas, todos. Miembros del sindicato de Técnicos y del Católico empezaron a preguntarme duramente y yo respondía con sinceridad…

Se lo pusieron difícil.

¡Sí! Cuando acabaron de preguntarme, se levantaron, nos rodearon, se cogieron de la mano, y empezaron a decir, “¡Viva el sindicato libre!, ¡Viva la Libertad!, ‘No apoyaremos al Sindicato Vertical!”. Yo en aquel momento no sabía si lo soñaba o era de verdad, no sabía si me sentía un gusano o un gigante. En mi vida volví a sentir una emoción tan grande.

[four_columns alpha=»0″ omega=»0″][dropcap_custom]»[/dropcap_custom]Llegaba a creerme las mentiras que decía, convencido en que servían para defender una verdad.»[/four_columns]

¿No pasó miedo nunca, Benjamín?

¡Hostia, si pasé miedo! Yo no era ningún héroe. De joven no lo piensas mucho, pero ya de viejo, las cosas hay que hacerlas con convicción, y pensar siempre por qué haces las cosas. Aunque te peguen, tienes que estar convencido de por qué luchas. En el año 69 me pegaron, me hicieron caldo el estómago y el hígado, pero yo de lo que tenía miedo era de perder el conocimento y que se me pudiera escapar algo, de que pudiera implicar a alguien. Me costó mucho trabajo aguantar, pero, mira, al salir del cuartel, yo no sé si fue el aire fresco o qué, pero subí a mi casa sin tambalearme. Cogí la hepatitis y a los dos meses cogí el alta. El médico me dijo: “Mira, ni un perro cura más rápido que tú.” Yo llegaba a creerme las mentiras que decía, convencido de que esa mentira servía para defender una verdad, por eso mentía con seguridad.

Pero siempre se sobrepuso al miedo.

Todos tenemos miedo, lo importante es saber sobreponerse a él. Si los ves, no tienes que ponerte nervioso. Uno no se sabe de dónde saca la fuerza, porque cuanto más te pegan más enrabiado los miras, como si fueran perros. Yo cada día me decía que tenía que resistir, concienciándome, yo me iba al monte antes que traicionar a alguien, fíjate tú, ¡vivir toda la vida con esa humillación!

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No llegamos a tiempo para incluir a Benjamín Rubio en nuestro proyecto Vencidxs, pero sí a algunos de sus compañeros como Fidel Martínez, Ambrosio Ortega o Manuel Gil. Os dejamos aquí una buena entrevista que Bierzo TV realizó a Benjamín Rubio , a raíz de la presentación de su libro “Memorias de la lucha antifranquista.”

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About Aitor Fernández

Fotoperiodista freelance para el massmedia hasta que fundó DateCuenta. Entre sus proyectos destacan “Las voces de los cayucos”, “Mujeres valientes” o “Vencidxs”, donde se recuperaron más de 100 memorias orales para entender nuestra historia más reciente. También es docente en nuestra escuela de comunicación libre.

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