Este viernes comienza en Aineto, un pueblo autogestionado del prepirineo oscense, un festival de cine documental dedicado en ésta, su segunda edición, a la ruralidad y la rebelión.
Por NUEY MONTERO
Quizás todo surgió por una secuencia de un western de John Ford. O, quizás, por alguna de las cintas que retratan la crudeza de la Guerra Civil española. Tampoco es seguro que la inspiración llegara por una película intimista de cine francés, ni por una comedia argentina. Lo que sí es cierto es que el germen de todo fue una reunión de amigos de Aineto que disfrutan con el cine.
La II Muestra de Cine de Aineto (Huesca), que tiene lugar desde este viernes, 26 de abril, hasta el domingo 28, surgió en torno a una mesa después de una comida de ésas que hacen historia. En este pequeño pueblo del prepirineo aragonés se tiene un gusto especial por el cine y la música, medios a través de los cuales se pueden imaginar otros mundos diferentes al ‘aquí y ahora’.
El cine te permite aprender y reivindicar. El cine mueve por dentro, nos hace reír y llorar. El cine nos hace soñar. Por eso, en Aineto, desde hace tiempo, se vienen organizando ciclos y ‘juntadas’ en torno a este arte. Así, poco a poco fue cristalizando en el colectivo el deseo de organizar lo que finalmente fue la Muestra de Cine de Aineto, como una iniciativa, a nivel interno, para difundir historias interesantes e inspiradoras y, también, para agitar un poco las conciencias.
La buena sensación que dejó la primera edición fue un estímulo para dar continuidad a esta propuesta que trata también de acercar el cine a las zonas rurales, donde generalmente es más difícil acceder a él. El lema ‘Ruralidad, Rebelión y Resistencia’ refleja ese deseo de poner el acento sobre temas que suelen estar relegados a un segundo plano, frente a la omnipresencia de lo urbano.
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Este año el público podrá acercarse un poco más a la experiencia colectiva del Movimiento Zapatista, a la lucha contra el olvido y el silencio promovida por la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), o a la realidad de la autogestión, cristalizada en las experiencias de Aineto (Huesca) y Marinaleda (Sevilla), entre otros movimientos sociales y ambientales.
Un poco de historia
Aineto es un pueblo gestionado por un colectivo de unas 35 personas, que se ubica en la zona de La Guarguera, en la Comarca del Alto Gállego. La filosofía que inspira a sus habitantes tiene que ver con la autogestión, la vuelta a una vida sencilla, el no consumismo, la gestión ecológica y sostenible de los huertos y el entorno, y la apuesta por unas relaciones más ‘humanas’.
La historia del Aineto actual se remonta al principio de los años 80 cuando, tras llevar tres décadas deshabitado, un grupo de jóvenes decidió ocupar el pueblo. Ya entonces buscaban una forma de vida diferente, alejada de la ciudad y más cercana a la naturaleza y a la autosuficiencia. El grupo vivió distintos procesos y etapas que finalmente han desembocado en una forma de vida colectiva –no comunitaria- en la que lo individual también tiene su espacio y donde las decisiones se toman por asamblea. Desde hace unos 25 años cuentan con una cesión del terreno y las casas por parte del Gobierno de Aragón, renovable cada cierto tiempo.
Todo el colectivo –grandes y pequeños- está implicado en la organización de esta Muestra de Cine, desde la selección de las proyecciones, pasando por la organización y elaboración de las comidas y el montaje técnico, hasta las animaciones (concierto, batucada, espectáculo de luz…). Ya ha empezado la cuenta atrás y está casi todo listo. Así que… Luces, cámara… ¡Acción!
DateCuenta participa en esta edición con el documental ‘Huesos‘.
Puedes informarte de todo sobre la muestra en esta página de facebook.
[…] Aineto y Lakabe son dos proyectos alternativos similares en algunos puntos, pero con enfoques sustanciales diferentes. Lakabe es un proyecto más comunitario. En Aineto, sin embargo, no existe una economía común, sino varias economías individuales que se comparten y una asamblea periódica donde se toman las decisiones que afectan a todas. Hay quien vive de sus propios recursos y hay quien trabaja fuera. Pero, como en Lakabe, todo el mundo se conoce y trabaja por el objetivo común de mantener el proyecto vivo. En el edificio bautizado como Casa del Pueblo se realizan las asambleas donde se toman decisiones como la periodicidad del talado de árboles en el bosque, pero también se organizan encuentros e incluso un festival de cine. […]