19 años sin mi vida

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Yo era un chico normal. Con una vida normal, quiero decir, si se le puede llamar así. Estudios, servicio militar, planes de pareja. Y de repente, todo se detuvo. Un hombre empuñó un arma sobre mi cabeza y me mató. Hace ya 19 años que ocurrió, casi los mismos que yo tenía entonces. Dicen que era policía. Que sigue siendo policía. Que sigue durmiendo tranquilo.

Por la mañana me fui a cortar el pelo. Le dije al barbero que mañana le pagaría. Por la tarde había quedado con Yolanda. Pensábamos en montarnos un negocio, en iniciar una vida juntos. Acababa de venir de la mili, suponíamos que ahora ése tendría que ser el paso siguiente. Por la noche la acompañé a casa. La salida del metro estaba entonces rodeada de descampados. No quería que los atravesara sola.

Uno se piensa que esto nunca le puede ocurrir. Pero la vida pasa y las injusticias permanecen, y se van acumulando. En este mundo donde lo que menos vale es la vida humana. Donde las instituciones nunca miran atrás aunque eso suponga algo nefasto para nuestras vidas. Pero estas cosas ocurren y tienen muchos nombres que se van escribiendo en la historia. Jonathan. Patricia. Toni. Alexis. Bolan.

Eran las diez de la noche. Hasta mañana, te quiero. Me volví, pero entonces me di cuenta de que un coche la tumbaba. Volví para defenderla, algo exaltado por la injusticia que acababa de ver. El hombre se avalanzó hacia mí. Sin mediar palabra sacó de su guantera un arma y me descerrajó tres tiros. Muerto en el suelo vi cómo se dio a la fuga.

La madre de Pedro Álvarez limpia y lleva flores frescas una vez al mes a la tumba de su hijo.

Supongo que nunca he dejado de existir. Mis padres han sido personas generosas que han luchado día a día y a contracorriente. Miles de personas las han apoyado de forma altruista. Quizá sólo por el hecho de arrojar algo de justicia a las futuras generaciones. Algunas lo han pagado caro. Mes tras mes, año tras año, cientos de acciones durante diecinueve años. Flores. Encierros. Huelgas de hambre. Manifestaciones. Seguro que todos los días se preguntan cómo sería mi vida ahora. Supongo que tratan de no envenenarse con eso.

A las pocas horas el único detenido fue puesto en libertad. Nunca tomaron en cuenta las pruebas que apuntaban hacia él. Rueda de reconocimiento. Balística. Modelo y color del coche. Todo se sumió en un silencio judicial extremo. Nunca se ordenaron más investigaciones. Algunos ascendieron. Otros fueron apartados. Otros fueron amenazados. Quizá Yolanda también lo fuera.

Yo era un chico normal. Con una vida normal, quiero decir, si se le puede llamar así. Estudios, servicio militar, planes de pareja. Y de repente, todo se detuvo. Un hombre empuñó un arma sobre mi cabeza y me mató. Hace ya 19 años que ocurrió, casi los mismos que yo tenía entonces. Dicen que era policía. Que sigue siendo policía. Que sigue durmiendo tranquilo.

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El 15 de diciembre hay una manifestación convocada en Pl. Universitat (Barcelona) a las 20 horas. Una ofrenda floral precede la reivindicación por la mañana, a las 11.30 en la Av. Catalunya de L’Hospitalet de Llobregat. + info: www.plataformapedroalvarez.com

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About Aitor Fernández

Fotoperiodista freelance para el massmedia hasta que fundó DateCuenta. Entre sus proyectos destacan “Las voces de los cayucos”, “Mujeres valientes” o “Vencidxs”, donde se recuperaron más de 100 memorias orales para entender nuestra historia más reciente. También es docente en nuestra escuela de comunicación libre.

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