El proyecto «Vencidxs», que cada vez se materializa más y nos hace entender el pasado y el presente, finaliza en este 31 de mayo con la grabación de su «hilo conductor», el testimonio y la vida de dos personas olvidadas, Manuel de Cos, un precursor de la memoria histórica, del ecologismo y de tantas otras cosas más, marginado por los propios políticos cántabros, y el de Brosio Ortega, «el gran olvidado», como lo llaman, pero que también lo es porque cuesta acceder a él. Y es que algunos se piensan que la memoria es propiedad privada.
Por PABLO ROGERO
Todos hemos oído alguna vez historias de casas encantadas en las que habita un fantasma, un alma en pena que pesé haber muerto no puede irse al otro mundo porque le quedan cosas pendientes que hacer entre nosotros, los vivos.
Lo que yo he visto este fin de semana no eran fantasmas, eran personas, de carne y hueso. Dos hombres marcados por la terrible experiencia que convirtió esta tierra que hoy pisamos con inconsciencia en un erial cubierto de sangre.
Ambrosio Ortega y Manuel de Cos llevan más de noventa años pisando también esta tierra, esta que dijo Galdós que no tenía remedio. Lo que les diferencia de la mayoría de nosotros es que ellos decidieron un día sacrificarlo todo, TODO, al escuchar dos palabras: no pasarán.
Y pasaron, vaya si pasaron… y se llevaron a un hermano y al padre de Manuel y él se echo al monte. Y a Brosio, como a él le gusta que le llamen, lo metieron 23 años en un agujero para ver si se quebraba. Pero no solo no se rompieron sino que se convirtieron en luchadores, en símbolos vivientes de una batalla por la justicia y la libertad frente a un odio ciego, atroz e inmisericorde. Todo para que sus hijos y sus nietos no vivieran la larga pesadilla que ellos padecieron.
Y un fin de semana de mayo yo me encontré con ellos y les escuché y me sentí insignificante, pero también feliz de oír de sus labios su propia historia, la historia de los vencidos. Una historia increíble que nunca nadie contará con la intensidad, la verdad y el dolor de quienes lo vivieron en primera persona.
Definitivamente, no eran fantasmas, eran sólo dos personas conscientes de que el poco tiempo que les queda entre los vivos ha de servir para que nunca les olvidemos.
Es gratificante que busquéis este tipo de información, muy válida para estos tiempos. Espero tener la oportunidad de leer más sobre joyas humanas como las expuestas, me he quedado con ganas de que contárais alguna cosilla más sobre Brosio….
Hay trabajos que además de ser un regalo, dan sentido a nuestra vida. Qué bien que pueda hacerlos una persona con tu sensibilidad y calidad humana.
Que gratificante y enriquecedor ha tenido que ser conocer a estas personas.
Gracias por acercarnos a ellas, querido mío.
Pablo, qué gusto verte metido en proyectos así. Conocer a gente como esta es toda una lección, y nos recuerda que hay cosas mucho más importantes que lo que nos venden como tal.
Un abrazo.
Me ha gustado mucho leerte, es reconfortante enterarse de cosas así, good work, my friend! Besos