Se llama Paskual Cantero, tiene sólo 25 años y ya pertenece a una nueva generación mestiza de músicos conscientes del cambio que necesitamos. Acaba de publicar «Tocando Tierra«, un disco valiente y comprometido producido por Amparo Sánchez. El 20 de junio actuará en la sala Koitton Club de Barcelona.
Por AITOR FERNÁNDEZ > Seguir a @DateCuenta
[four_columns alpha=»0″ omega=»0″][dropcap_custom]»[/dropcap_custom]Aunque se agoten los recursos naturales y se quemen los recursos humanos, el sistema capitalista nos obliga a seguir creciendo.»[/four_columns]
Quiero partir de ese mundo nuevo por el que cantas… ¿Cómo es ese mundo?
Es un mundo en el que se plantea el decrecimiento frente al crecimiento económico desmesurado al que nos obliga el sistema capitalista. Aunque se agoten los recursos naturales y se quemen los recursos humanos, el sistema capitalista nos obliga a seguir creciendo. Creo en volver a un sistema más antiguo, más sostenible, más solidario, donde se mejoren las relaciones humanas, la “felicidad interior bruta”.
Un mundo donde no cabe “la memoria del llanto”
Cuando digo eso me refiero a la memoria histórica. Los pueblos necesitan de memoria para construir su identidad. De hecho, uno de los recursos del poder es anular la trayectoria de los pueblos, para confundirlos. Sin embargo, no estoy a favor de la memoria que está construyendo la izquierda socialdemócrata de este país. Detesto a ciertos personajillos oportunistas que levantan la bandera republicana para hacer carrera.
Llevas pocas semanas viviendo en Barcelona, ¿por qué nos has elegido?
Barcelona tiene muchas cosas que me gustan. Tiene mar, tiene una situación geográfica que hace más fácil trabajar en Europa y tiene unos movimientos sociales y libertarios muy experimentados. Me gustan mucho las propuestas culturales que aquí conviven, son más arriesgadas y globales.
¿Echas de menos Murcia?
No, porque bajo cuando quiero. Ahí tengo mi casa, mi huertito y cuando quiero bajo y veo a mi familia y a mis amigos.
¿Te sientes arropado por la familia?
¡Sí! Ellos me inculcaron el amor por la música y me han apoyado en todas mis decisiones.
Porque además te fuiste muy joven de casa.
La primera vez con 17.
¿Y cuál es el camino que te hace llegar a Amparo Sánchez?
Nuestros caminos se cruzaron en Murcia, en unas jornadas de la Universidad donde ella nos explicó su experiencia en la música. Luego tuvimos varios encuentros, la amistad fue trabándose lentamente, mi colaboración en su disco, su producción en el mío… Y es un lujo trabajar juntos cuando hay una amistad, porque eso se ve reflejado en el resultado del trabajo.
¿Qué raíces tiene tu música?
Desde Amparo y Manu Chao hasta Los Fabulosos Cadillacs y La Bersuit. También cantautores como Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Serrat y Sabina, Leonard Cohen… ¡Machín!
Un abanico muy variado.
Para mí la importancia está sobre todo en los textos. Me gusta la música que me creo. Esta mezcolanza de autores es la que ha inspirado a nuestra generación, la generación de El Kanka, de María Rozalén…
El vuestro no es sólo un planteamiento musical, sino de vida…
Yo canto acerca de las cosas que vivo, que siento, que pienso… La música me ayuda a exteriorizarlo, simplemente, mi música no es un ejercicio de estilo. Canto lo que estoy viviendo, ahora.
Aute, Lichis, Amparo, Pedro Guerra, Lola Aguirre de Perotá Chingó… ¿Qué te supone haber colaborado con todas estas personas?
Con Aute fue muy especial, porque yo acababa de llegar al mundillo. Nos vimos una vez, él me había escuchado versionar “Prefiero amar” y le pedí que la grabáramos juntos. Fue muy fácil. Con Amparo, como te expliqué, se trata de una amistad. También en el caso del Lichis se está trabando una amistad. La colaboración con Lola fue mágica. Yo soy un gran admirador de su música, pero colaborar parecía imposible porque ella estaba en Argentina. Y de repente sucedió, aquí en Barcelona.
[four_columns alpha=»0″ omega=»0″][dropcap_custom]»[/dropcap_custom]En la SGAE, el problema no está en los Autores, sino en los Editores. No puede existir una sociedad donde convivan el cazador y la presa.»[/four_columns]
En la música, como en muchos otros campos, están surgiendo proyectos muy interesantes. Sin embargo, ¿no piensas que nuestro reto es todavía la unión?
En nuestro ámbito es difícil que surjan sinergias, que existan proyectos colectivos, porque el mundo artístico tiene mucho ego. Por eso, cuando suceden, son una bendición. Yo intento apoyar.
Apuestas como muchos por la liberación de la música. En tu página web, por ejemplo, se puede escuchar Tocando Tierra.
Soy consciente de que trabajo en una industria, de que tengo un contrato con mi sello, Kasba Music, con el que estoy contento porque me permiten que mi música circule libremente. Mis discos se pueden escuchar y descargar. Eso es bueno, porque si a la gente le gusta tu música luego irá a tu directo.
¿Qué opinión te merece la SGAE?
No estoy en contra de la institución, es mejor que haya una sociedad de autores, porque los autores tenemos que defendernos. Me parece lícito, por ejemplo, que para los autores que no se ganan la vida en el directo (por ejemplo, los que componen canciones), alguien vele por sus derechos de autor, que son su sustento.
Pero la campaña de desprestigio que ahora hay hacia la SGAE, está recayendo en los autores y considero que esto no es justo. Porque el problema no está en los Autores, sino en los Editores y en ellos está el problema. No puede existir una sociedad donde convivan el cazador y la presa.
“Cada paso, cada herida, cada noche que pasé olvidando…” Ese dolor, ¿también es necesario?
Mi música es optimista, pero también tiene un poso de nostalgia. Aunque haya un predominio de la luz, la vida también tiene sus sombras.
¿Y has encontrado “aquella luz” que buscas?
La encuentro en los momentos… A veces por la mañana, a veces por la noche, con algunas compañías y también en soledad…
La tierra, la piel, las cosas sencillas… ¿Crees que a veces nos olvidamos de vivir?
Todos nos olvidamos un poco de vivir, básicamente por cosas como el dinero o el “éxito” dentro de la sociedad. Esas presiones nos hacen olvidarnos del ritmo de vida natural, que es un ritmo tranquilo, de compartir, de aprender de los demás.
[four_columns alpha=»0″ omega=»0″][dropcap_custom]»[/dropcap_custom]El ritmo de vida natural es un ritmo tranquilo, de compartir, de aprender de los demás. A veces nos olvidamos.«[/four_columns]
Y tu música nos lo recuerda.
Quizá los que estamos empezando lo recordamos más, pues llevamos una vida más aventurera u hostil… Moviéndonos de ciudad en ciudad… Bueno, quizá es la vida que a mucha gente le gustaría llevar.
Eso le preguntaron a Bebe una vez y ella respondió: “Pues que lo hagan.”
Bebe es una tipa muy inteligente. La misma gente que la puso en un lugar, ahora la quiere quitar.
Juzgamos demasiado a los artistas mediáticos.
A mí me parece importante que un artista sea coherente, creérmelo, que viva como canta. Lo que no me parece bien es que la imagen supere a la música: y no sólo las fotos promocionales o el videoclip, sino lo que piensas de cada tema de actualidad, lo que tuiteas o tu tendencia sexual.
¿Cuándo compones?
Por épocas. Me tiro meses sin componer y luego hago dos o tres temas y ya me calmo.
Porque también hay que vivir para saber qué contar.
Tiene que haber vivencias e interiorización de esas vivencias. Tiene que haber esa calma que a veces es difícil encontrar en medio de tanto viaje.
En una canción dices que “mueres a cada rato” y que eso te preocupa.
Mira, la conciencia de la muerte la llevo aquí en el brazo, tatuada. Me ayuda a saber apreciar el momento. Lo tengo presente cuando hablo, cuando te comportas con la gente.