Cinco veces son las que Victoria ha padecido cáncer. Pero Victoria es fuerte, como muchas mujeres valientes, y lucha una vez más por salir adelante. Este seguimiento de la curación ha sido el proyecto que uno de nuestros alumnos de fotoperiodismo trabajó durante todo el año. Hoy comenzamos a liberarlos todos. Con ustedes, ¡Victoria!, una realidad de la que pocas veces se habla.
Por UMBERTO CACCHIONE > Seguir a @DateCuenta
Es la quinta quimioterapia de Victoria.
Nacida en Ucrania y residente en Barcelona, es una mujer de 62 años, que ha vivido muchas situaciones complicadas; el exilio de la familia a Ucrania para evitar problemas durante el franquismo; su llegada a un nuevo país, España, a la edad de 5 años; su paso por la cárcel a los 17 por militar con los jóvenes comunistas; una separación a los 25 años con 2 niñas a su cargo; etcétera. Quizás todo esto ha hecho de Victoria una mujer con un temperamento ardiente y una alegría de vivir extraordinaria. ¡Victoria es fuerte! Y su familia y entorno lo saben.
Familia y amigos muy cercanos
Tres generaciones de mujeres de esta familia con un nexo de unión muy fuerte: hacer frente a las dificultades de la vida. La propia Victoria, que ha heredado el nombre de su madre, sus hijas Mónica y Neva, y ahora una nueva generación, Lluna, su nieta.
Pero Victoria tiene otra familia más: la de su entorno, amistades que la han acompañado durante años, y que han estado siempre presentes en caso de necesidad. Durante sus largas sesiones de quimioterapia, Encarna, María, Conxita o Montserrat organizaban turnos de vigilancia en los que también compartían buen humor, carcajadas, vida. Armadas con sus agujas y sus lanas, sus revistas del corazón y su buen humor, las amigas de Victoria la acompañan para hacer más llevaderas las 5 horas que dura el tratamiento.
Alternativas a la medicina tradicional
Esta es la quinta vez que Victoria se somete a un tratamiento de quimioterapia, además de las sesiones de radioterapia y la radiocirugía. Por eso, conoce las consecuencias de estos tratamientos. Hace tiempo buscó otras terapias más suaves, también más naturales, nuevas armas con las que hacer frente a esta situación y minimizar las secuelas. Así pues, se untaba aloe vera para proteger su piel, y también se lo comía; bebía agua de mar a pequeños sorbos; engullía concentrados de plantas de nombres complicados; tomaba baños de sal; asistía a conferencias sobre productos que prometían curarla, como el MMS (Miracle Mineral Supplement); incluso contactó con especialistas en medicina alternativa a través de Internet, los cuales abrían nuevos horizontes a la medicina tradicional.
Confía en su homeópata, que la trata con acupuntura y le ha marcado una dieta más saludable, acompañada de medicamentos alternativos para evitar nuevas metástasis. Hoy también sigue de cerca las conferencias en Internet del doctor Alberto Martí Bosch, oncólogo que practica la medicina naturista, biorreguladora y homeopática.
¡La lucha continua!
Victoria, como su madre, no es de las que se intimidan. Nunca le ha hablado de su cáncer, aunque cada día va a visitarla y darle de comer en la residencia donde está internada desde hace casi cuatro años. Victoria ve que esta mujer, de 98 años, sigue razonando incluso no pudiendo casi hablar. La ve acostada, emocionada de que la visiten hasta el punto de llorar. Cada día es una lección de vida que recibe de su madre.
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Umberto, sobre todo, me quedo con el tono esparanzador de la última foto. Seguro que el proceso ha sido duro, para Victoria y la familia, pero lo importante es la actitud de lucha y el «estar ahí».
Un saludo 🙂
Laura A.