Una humilde cotidianidad truncada (Proyectos Finales 14/15)

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El pasado 11 de marzo el Ayuntamiento de Barcelona deshaució a una comunidad migrante en les Glòries. La alumna del curso Fotoperiodismo Libre 14/15 Mònica López Mas había realizado un  comprometido seguimiento a un miembro de esa comunidad, el senegalés Papa Ndiaye.

Por MÒNICA LÓPEZ MAS >

1.Inquietante calma. Papa Ndiaye da el último paseo antes de acostarse en su habitación self-made del asentamiento de Glòries. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Inquietante calma. Papa Ndiaye da el último paseo antes de acostarse en su habitación self-made del asentamiento de Glòries. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Papa Ndiaye es un hombre en edad de trabajar, llegado de Senegal hace ya nueve años. Es uno más de los cerca de 1.150 vecinos y vecinas de origen senegalés que viven en Barcelona. Autoorganizados, desde una gran diversidad de situaciones administrativas, niveles de estudios, motivaciones y actividades profesionales, configuran la quinta comunidad de extranjeros más numerosa de Barcelona.

Una humilde cotidianidad. Disfruta cada día del arte culinario de dos buenas cocineras que venden platos a precios ajustados; Papa Ndiaye mima su camisa antes salir a la jungla de las apariencias; Recoge chatarra para lograr unos pocos ingresos; Ahora, si pudiera elegir, daría una patada al carro y se quedaría con el arte de las rastas. | Fotos: MÒNICA LÓPEZ MAS

Una humilde cotidianidad. Disfruta cada día del arte culinario de dos buenas cocineras que venden platos a precios ajustados; Papa Ndiaye mima su camisa antes salir a la jungla de las apariencias; Recoge chatarra para lograr unos pocos ingresos; Ahora, si pudiera elegir, daría una patada al carro y se quedaría con el arte de las rastas. | Fotos: MÒNICA LÓPEZ MAS

Esta ciudad, que se pavonea de ser multicultural, abierta y moderna, escondía hasta hace poco, en un rinconcito de la gentrificada Plaza de las Glòries, lo que muchos medios de comunicación de masas llamaron con ligereza “un foco de insalubridad: el solar abandonado dels Encants Vells. Allí vivía Pap, junto a otras cincuenta personas, la mayoría negros inaccesibles y problemáticos que ensuciaban las vistas de la plaza. Ahora todo es historia. Por enésima vez, el poder se encargó de hacer limpieza: disgregó a los nadies cambiando arena por cemento, comunidad por aislamiento, vida por muerte.

3.Amigos del alma. Am y Pap intercambian el saludo Baye Fall, con el que muestran respeto mutuo y se desean paz. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Amigos del alma. Am y Pap intercambian el saludo Baye Fall, con el que muestran respeto mutuo y se desean paz. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Espinas clavadas en el corazón. Nueve años de llamadas llenas de franqueza se han traducido en palabras de ánimo y cariño por parte de su madre, hermanas y hermanos desde Senegal. Todavía arrastra con dolor la ausencia de su padre, al que no pudo despedir: cuando Pap llegó a España, él se fue. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Espinas clavadas en el corazón. Nueve años de llamadas llenas de franqueza se han traducido en palabras de ánimo y cariño por parte de su madre, hermanas y hermanos desde Senegal. Todavía arrastra con dolor la ausencia de su padre, al que no pudo despedir: cuando Pap llegó a España, él se fue. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Está claro que ese solar no se ajustaba a su idea de vivienda europea. Pero, al menos, tenía una cama bajo techo, una humilde cómoda para guardar sus cosas, un patio luminoso donde jugar a fútbol, un poco de música para amenizar las tardes, unos vecinos y vecinas a quienes saludar cada día, cuatro cubos de agua caliente detrás de un improvisado biombo para lavarse libremente y hasta una plancha para tener su ropa siempre impecable…

Dieuf Dieul: cosechas lo que siembras. Cada domingo, cultiva su dignidad sirviendo el té a la comunidad sufí de la dahira del Besòs. Inmerso en el coro comunitario, Papa Ndiaye se libera de malas conciencias y se acerca a un estado de felicidad y paz interior. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Dieuf Dieul: cosechas lo que siembras. Cada domingo, cultiva su dignidad sirviendo el té a la comunidad sufí de la dahira del Besòs. Inmerso en el coro comunitario, Papa Ndiaye se libera de malas conciencias y se acerca a un estado de felicidad y paz interior. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

De golpe y porrazo, aquel 11 de marzo, su humilde cotidianidad se vio truncada por un brusco despertar:

– Puedes pasar esta noche en el albergue, si quieres. Eso sí, tendrás que entrar antes de las ocho, no podrás recibir visitas y no entrarán ni el carro ni la chatarra. ¿Tienes papeles? ¿Quieres darme ya tus datos para el registro?

Una hipócrita contraoferta. El 11 de marzo de 2015 el Ayuntamiento de Barcelona destrozó la habitación de Pap. Con ella, sacrificaron su rutina y su proyecto a cambio de una triste cama de albergue. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

Una hipócrita contraoferta. El 11 de marzo de 2015 el Ayuntamiento de Barcelona destrozó la habitación de Pap. Con ella, sacrificaron su rutina y su proyecto a cambio de una triste cama de albergue. | Foto: MÒNICA LÓPEZ MAS

 

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