Juan Carlos Tomasi y Anna Surinyach, fotoperiodistas de conflictos forjados en la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) y en medios nacionales e internacionales, ofrecieron un encuentro con nuestro alumnado el pasado 25 de marzo.

Juan Carlos Tomasi, fotoperiodista de conflictos: «Hay que leer»

Por AITOR FERNÁNDEZ | @aitorfe

Vídeo de PABLO ROGERO | @pablorogero

El pasado 25 de marzo, dos generaciones de fotoperiodistas, Juan Carlos Tomasi y Anna Surinyach, se encontraron con nuestros alumnos tanto de fotoperiodismo como de otros cursos,  en una conferencia abierta al público. Nuestro alumnado, que había preparado una lista de preguntas, fue guiando la cita.

Juan Carlos Tomasi (Madrid, 1959), abandonó la fotografía deportiva tras cubrir los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992 para dedicarse al fotoperiodismo de conflictos. En 1996 entró a formar parte del equipo de periodistas de la organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) y combinó esta tarea con el trabajo de colaborador freelance con El País, El Periódico y La Vanguardia.

«¿Cuándo empecé?». Juan Carlos Tomasi hizo memoria para presentarse: «Empecé en Ruanda, luego Congo…» Tomasi, como muchos, ya cuenta su carrera en años, si no en guerras, posguerras, hambrunas y éxodos.

Anna Surinyach (Barcelona, 1985), hija de médicos, siempre creyó que se iba a dedicar a la medicina. Pero finalmente decidió estudiar Periodismo porque quería «viajar, contar historias…» Y la mejor manera para contarlas, aseguró, era empuñando una cámara de fotos.

«Entré de becaria en MSF, donde estaba Tomasi trabajando solo», contó en la masterclass. De él aprendió a hacer imágenes llenas de dignidad, que huyeran de la lástima y personificaran las historias.

Hoy, con decenas de reportajes y conflictos a sus espaldas -las crisis del Mediterráneo, la epidemia de ébola, Yemen, Colombia, Sudán del Sur, Siria, Congo o la gran olvidada República Centroafricana-, es la editora gráfica de un gran proyecto periodístico: la revista 5W.

Tomasi también nos habló de las personas que le ayudaron. «De Sebastiao Salgado aprendí a acercarme a la gente», afirmó. Él también utiliza el lenguaje universal para entrar en las comunidades, la música: «Las personas bajan la guardia automáticamente».

Muchos aprenden esta profesión, carente de un plan formativo, así, recibiendo consejos,  en la calle y con duro trabajo diario. Desgraciadamente, no todos los fotoperiodistas trabajan con la misma humanidad: «¿Cuánta gente sería fotoperiodista si no se pudieran firmar las fotos?», afirmó Tomasi. «El fotoperiodismo es un mundo de egos». «Ojalá a muchos se les obligara a ser persona antes de ponerse a fotografiar», afirmó Surinyach.

¿Un consejo para nuestro alumnado?», le preguntamos a Tomasi antes de finalizar: «Lo mejor que puede hacer un fotoperiodista que comienza es leer».