«Soy fotoperiodista porque puedo combinar las tres cosas que me apasionan: mi compromiso social con temas poco representados; dar voz a las personas involucradas en estos temas; trabajar en una profesión que nos permite innovar»: esta fue una de las muchas cosas que la fotoperiodista y fotógrafa documentalista Maria Contreras Coll compartió con el alumnado de la Escuela DateCuenta el pasado sábado 26 de enero, en un encuentro abierto que tuvo lugar en el Centre Cívic Pati Llimona.

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La fotoperiodista Maria Contreras Coll (derecha) con nuestra docente, fotógrafa y fotoperiodista Wayra Ficapal | Foto: AITOR FERNÁNDEZ

«Son necesarias complicidad e intimidad con las personas de las que explico historias»

Por MÓNICA SOLANAS | @monicontomate
Fotografía de AITOR FERNÁNDEZ | @aitorfe

«El respeto a las personas que fotografío es imprescindible, respeto para implicarme en sus vidas. Soy totalmente consciente de que me inmiscuyo en sus vidas, por lo que soy totalmente responsable de cómo me afecta eso. Para mí, es muy importante ser comunicadora de estas realidades. Que los temas que escojo vengan de una preocupación personal hace que empatice con ellas. Además, contar sus historias es un trabajo en equipo: el mío y el de las personas fotografiadas».

Maria Contreras Coll nos visita en uno de sus viajes de vuelta a Barcelona. «Estas pausas también me sirven como espacio de reflexión en los que echar la vista atrás, repasar lo que he hecho hasta ahora y pensar hacia dónde voy. Son momentos muy necesarios». En su charla con Wayra y con todas las personas asistentes, Maria reflexiona sobre aspectos importantes de la profesión: la importancia de estar conectada con el tema que trabaja; el momento en el que hay que dejar reposar un proyecto: «Lo freno cuando no me siento en sintonía con el tema, cuando ya no estoy presente en el desarrollo de la historia»; o sobre la masculinización de la profesión: «Somos mujeres. Tal vez vemos las cosas de otra manera, tal vez nos interesan otros temas«.

Su mirada hace que las historias que cuenta a través de sus imágenes adquieran una firme y activa perspectiva de género. Y también su posición dentro de la profesión: «No estamos solas, somos muchas mujeres dedicándonos a esto. No debemos tener miedo a dejar las cosas claras y a marcar las distancias que creamos necesarias, a denunciar situaciones en las que nos sentimos incómodas». En esta línea, habla de cómo la plataforma Women Photograph le «ha hecho sentir muy conectada con otras mujeres de todo el mundo.»

Maria Contreras Coll fotoperiodista DateCuenta

Maria Contreras Coll con uno de sus primeros trabajos proyectándose a su espalda | Foto: AITOR FERNÁNDEZ

«Quiero trasladaros mi experiencia como fotógrafa, mis vivencias»

Hay algo que se repite en los principios de todas las personas que cogen una cámara. «Nos asaltan las dudas y los miedos: ¿podré hacerlo?, ¿interesará el tema? He aprendido que del fracaso se aprende siempre y que es importante fracasar rápido para aprender rápido

Maria Contreras Coll es una buscadora de historias, con las que establece una relación profesional desde un interés más profundo y consciente. «Leo Faccio, docente del postgrado de fotoperiodismo, me dijo una vez: Maria, busca historias que no estén hechas. Y si no son nuevas, céntrate en lo que puedes aportar tú. Y ahí me planteé qué tipo de fotógrafa quería ser». Decidió que quería ir más allá, aunque sus trabajos no encajaran en «el mercado». Su primer trabajo fue con Albert, un joven trans del que documentó su día a día. Fue así como se dio cuenta que necesitaba feedback: «Es necesario recibir la opinión de quienes aparecen en nuestro trabajo. Si quería hacerlo bien no podía aislarme

Para Maria es fundamental conocer las «necesidades del mercado: una galería, un centro cívico, un medio de comunicación, etc.». Sus primeras publicaciones aparecieron en la revista VICE, para lo que previamente analizó qué era lo que ellos hacían y cómo lo hacían, ajustando así su oferta documental. «Para publicar, primero hay que tener el contenido. Después, contactar directamente con el director. En VICE tuve suerte: les ofrecí la historia y la publicaron. Debemos ser insistentes hasta la saciedad con aquellas historias en las que creemos: solo así conseguiremos publicar.»

También remarcó lo necesario que es dar a las historias un sentido narrativo: «Hay que aumentar el interés. Si una historia es importante para mí, ¿por qué lo va a ser para el resto de personas? Buscad historias que os emocionen, que os conmuevan, porque también emocionarán y conmoverán a los demás». Ese sentido narrativo no se limita a las fotografías: «Soy partidaria de complementarlas con pies de foto y textos, creo que son necesarios».

El trabajo sobre el trans Albert, de Maria Contreras Coll | Foto: AITOR FERNÁNDEZ

«Escúchate y ve ahí donde tu corazón te pida»

«Es tan importante educar la mirada como tener referentes, aunque os parezca una tontería»; Maria se ha fijado en la fotoperiodista Lynsey Addario y en el fotodocumentalista Diego Ibarra como modelos a la hora de explicar sus historias. Y así surgen trabajos como Huir del miedo. Dos mujeres sirias refugiadas en España. «Rana y Shahad vivían en Barcelona. Con Rana establecí una relación de mucha confianza. Shahad era más joven, con una gran implicación en el activismo social. Quería contar sus vidas, lo que les pasó, por qué tuvieron que huir de su país«. Su trabajo documental con migrantes la ha llevado a Melilla, Calé, Grecia, Alemania, París, incluso a la sede del Parlamento Europeo en Bruselas.

Antes de empezar un tema es fundamental prepararlo. «Contactad con personas que estén en el lugar en el que queréis trabajar antes de ir, así podréis haceros una idea mucho más certera de aquella realidad». También es importante conocer la historia del país al que vamos, nos dará mucha perspectiva para enfocar y trabajar los temas. Además de la necesidad de documentarnos antes de ponernos a hacer fotos, es importante romper el hielo con las personas que están delante de nuestro objetivo. «Yo lo consigo siendo totalmente sincera, mostrándoles quién soy y qué quiero. Debemos generar confianza

«Cuando hacemos un trabajo de largo recorrido, hay que esperar a sacar la cámara». Así fue como trabajó durante su estancia en Melilla acompañando a Ouafe y Mohamed, una pareja que se conoció en su camino de huida y quedaron varados por una de las vallas que recorren nuestra frontera sur. «Quería documentar el limbo en el que se encontraban». Antes de llegar a Melilla estableció contactos con colegas de El Faro de Melilla; una vez allí alquiló una habitación y tiró de ahorros. «Los contactos son muy importantes; tener claro que como freelance puede que no vendamos nuestro trabajo también«. Por eso hay que preparar bien los temas que vamos a trabajar. «Podemos tener acceso a ellos a través de los expertos. Para trabajar sobre los MENAS (menores no acompañados), José Palazón —una de las caras más visibles de Prodein— me ayudó mucho».

Maria Contreras Coll fotoperiodista DateCuenta

Foto: AITOR FERNÁNDEZ

«No es oro todo lo que tú crees que reluce»

«Debéis dar valor a vuestro trabajo. Si hacemos una colaboración, antes de empezar hay que acordar los términos. No debemos olvidar que estamos ofreciendo nuestros servicios. También es importante tener en cuenta los temas de derechos de imagen y derechos de reproducción». En proyectos de larga duración, es útil hacer diferentes capítulos dentro de una misma historia: «trabajamos un tema grande, que es el principal, el que enmarca lo que nos interesa, y vamos vendiéndolos por subtemas. Esto nos permite ir financiándonos para poder seguir trabajando en el tema principal».

Estos trabajos pueden tener muchas más salidas que su publicación en un medio de comunicación. En Barcelona, sus trabajos han sido expuestos por Docfield, o en el Espai Català Roca, la Casa Golferichs o el Freedonia Gallery. «Hay muchas más opciones. Es importante establecer contactos con editores, comisarios, directores de medios de comunicación; es importante que nos conozcan, que sepan cómo trabajamos; que vean cómo contactarnos«. Y para encontrarlos hay que ir a los lugares en los que se mueven. «En el Visa Pour L’Image de Perpignan y festivales de este estilo hay muchísimos editores; también vais a encontrar comisarios en workshops, becas y concursos: que no ganemos no significa que no hayan visto nuestro trabajo». Y otros espacios como escuelas, talleres o exposiciones: «No hay que guardar los trabajos en el cajón, debéis moverlos como sea».

«Sindicarse también es muy importante: formar parte de la UPIFC Sindicat de la Imatge me permite estar asesorada o que me ayuden con temas legales y contractuales, entre otras muchas cosas. La Photography Social Vision también me ha ayudado en este sentido». Otra de las cosas que ha aprendido a lo largo de su trabajo es la importancia de la figura del mentor: «Nos aconseja sobre los temas, nos señala la visión que estamos dando con nuestras fotos, nos ayuda a editarlas, y tal vez lo más importante: es mi punto externo para ver mi trabajo con perspectiva. Es quien nos va a hacer saber si nuestro mensaje está llegando o no».

Foto: AITOR FERNÁNDEZ

Intereses más profundos y conscientes

«Me fui a Nepal con unos pocos ahorros y mucha esperanza. Llegué allí con una idea muy clara de lo que quería contar: las restricciones que se les imponen a las mujeres menstruantes y la lucha de estas mujeres para acabar con esta costumbre». Durante el año que duró su estancia en el país, Maria se financiaba como podía, «incluso di clases de español». De este esfuerzo y de su mirada ha nacido Journey to impurity, su último trabajo.

Maria puede contar bien la historia de las mujeres menstruantes nepalís porque ha conocido en profundidad cómo funciona: sus bases culturales para establecer estas restricciones; qué personas están a favor de estas y cuáles no —»que no se dividen entre hombres y mujeres, sino por grupos de edad, su religiosidad…»—; cuáles son las estructuras sociales, cómo se organizan y funcionan los diferentes poblados; las diferencias que hay entre las poblaciones más o menos remotas —»Hay pueblos en los que no hay hombres, han tenido que migrar para trabajar y conseguir dinero; en estas comunidades la organización varía»—.

Este viaje a la impureza también documenta el trabajo de las activistas nepalís, su denuncia respecto a estas prácticas; refleja cómo trabajan con las mujeres, con las niñas. La tecnología es un elemento fundamental en estos grupos de mujeres. «A través de plataformas como youtube ven otras realidades. Además, pueden contactar con otros grupos de mujeres de otros poblados, mujeres también activistas». En Nepal, Maria ha fotografiado cómo las mujeres son conscientes de que su mundo puede ser cambiado, y a eso ayuda la tecnología. «Me siento muy en sintonía con estas mujeres, yo también menstrúo, también soy mujer; hay que hablar de estos, nuestros, temas. Las mujeres activistas me decían: Maria, se cuenta mucho de estas prácticas restrictivas, pero no se está contando cómo lo estamos cambiando«.

Foto: AITOR FERNÁNDEZ

Maria cerró el encuentro con dos reflexiones que deberíamos hacer nuestras. Por un lado, sobre el esfuerzo que supone apostar por los temas que nos (con)mueven: «Igual tengo que trabajar más mis temas personales para no tener que aceptar determinados encargos en los que me siento incómoda». Por otro lado, sobre los objetivos reales de nuestros proyectos: «No puedes prometer que vas a cambiar el mundo porque es mentira. Mi trabajo sirve para denunciar historias o para dar voz a quien no la tiene.»

Maria Contreras Coll realizó un postgrado en fotoperiodismo tras terminar sus estudios de Bellas Artes. Ha viajado por diferentes países para retratar los aspectos más íntimos y personales de la crisis de los refugiados en Europa. En 2017 viajó a Nepal, dando inicio a un trabajo documental de largo recorrido, hablando desde una mirada de género sobre los derechos de las mujeres.

Sus trabajos han sido publicados en medios como Al Jazeera, Le Figaro, Planeta Futuro-El País y GEO Magazine; ha recibido diversos reconocimientos, entre los que se encuentra la beca Clic de Fotoperiodisme Jove, y ha sido seleccionada para la Women Photograph Mentorship y también en el workshop de Eddie Adams en Nueva York.