El sábado 17 de marzo tuvimos el placer de contar con tres mujeres periodistas que luchan cada día y desde hace tiempo con la palabra y la imagen. Daniela Frechero, fotoperiodista; Anna Giralt, documentalista; y Montse Santolino, periodista: desde la experiencia que les da su recorrido respondieron a las dudas del alumnado de la Escuela DateCuenta en una sesión intensa y cargada de inspiración.

Tres miradas femeninas desde la periferia: anticapitalistas, críticas y directas a la realidad que más nos afecta

Por MÓNICA SOLANAS | @monicontomate
Vídeo de JAVIER GUERRA

«¿Qué es la periferia? No rendirse a las grandes líneas editoriales, al discurso hegemónico.» Así de claro y contundente lo explicaba Montse Santolino unos minutos antes de iniciar la charla con quienes nos acompañaron en el Centre Cívic Pati Llimona. Y las tres coincidían en el punto de vista. «Las historias comunes», señalaba Daniela Frechero; «las que no apoyan el discurso del poder», afirmaba Anna Giralt.

Recogimos muchas preguntas de nuestro alumnado, que prepararon durante los días previos al encuentro. Muchas de esas cuestiones apuntaban a la educación, las motivaciones y metodologías, la ética profesional o la censura, también la propia. Y, por supuesto, a su mirada como mujeres, los problemas que les ocasiona y la riqueza que aporta a sus trabajos. «Mucho interés diferente por esta profesión», «por querer conocer y ampliar miradas entre todas», escribían al finalizar el encuentro Santolino y Frechero en sendos tuits.

Una cuestión que se ha repetido en estas sesiones hace referencia a los inicios profesionales. «Hay que llamar a muchas puertas, escribir muchos emails y reenviarlos», explicó Daniela. «Contactad con periodistas afines. No esperéis: insistid. A veces contestan». Montse añadió que «es bueno seguir el trabajo de periodistas a los que pueda interesar vuestro tema». También señaló la utilidad de tener un espacio en el que mostrar los trabajos «sin desestimar ninguno: es necesario que sepan quién eres». Y trabajar con profesionalidad desde la presentación de la propuesta. «Formuladla bien y resumidla», aclaró Frechero. «Las personas que la reciben no tienen mucho tiempo». Anna empezó documentando escudos humanos en la guerra de Irak. «Estaba de prácticas en TV3; invertí mis ahorros, me pagaron fatal, pero empecé. Es importante relacionarte con profesionales, asistir a workshops y cursos para hacer contactos

Los trabajos de Daniela Frechero sobre el fin del chocolate y el declive de las abejas despertaron mucho interés, «cuestiones tan comunes que ni te las planteas. El cambio climático está aquí y afecta a todo y a todos. Hay que generar conciencia». Estudiaron el formato más atractivo para presentar esos trabajos: desde preguntar al lector hasta hacer una versión en cómic. También cómo enfocar los temas: «Es importante encontrar la parte positiva de la historia, dar alternativas al problema«. Para Anna Giralt, la información fundamentada y la emoción son clave para enganchar al público en las historias y procesos. «La potencia de una buena historia», matizó Montse Montsanto, «nace en una historia personal para ampliar el foco y dar una interpretación del mundo. Si te interesa un tema, tira de él». Aunque se lamentó de la realidad mediática: «estamos suicidándonos como civilización, pero está más de moda la rodilla de Messi.»

Otra cuestión incidía en los límites entre el activismo y el periodismo: para Montse es necesario «salir del egocentrismo de nuestra profesión y empezar a trabajar en colectividad». Y ahí entra también el complicado tema de la financiación. «Ahora mismo es difícil encontrar becas de periodismo procedente de dinero que no venga de los grandes poderes», lamenta Daniela. Para Anna, «si Rockefeller ofrece dinero y no se mete en lo que haces, adelante. Hay que aprovechar todas las grietas, usar sus mismas armas.» Además, Montse nos recuerda que «hay brechas en los grandes medios. Por ejemplo, Xavier Aldekoa ha despertado el interés por África en La Vanguardia», aunque habrá temas que le seguirán vetados.

«Fomentar una lectura crítica es imprescindible para cambiar las cosas«, respondía Giralt a la pregunta sobre la necesidad de incluir asignaturas en secundaria que enseñen a leer los medios. Según Santolino, «hay que acompañar a los jóvenes en este nuevo mundo multimedia, y detectar qué medio trabaja haciendo periodismo de paz y no de conflicto». Para Frechero, además, la pedagogía también es responsabilidad de quien elabora la pieza: «es necesario crear una red local, saber escuchar y también parar. Tener respeto. Yo pienso: si estuviera en su lugar, ¿me gustaría que me retrataran? ¿Y de qué forma?»

Y llegamos al tema del periodismo oenegeizado. «Desde la comisión de código ético de Lafede.cat conseguimos que se retiren campañas de ONG que rozan la falta de ética», destacó Montsanto. Giralt señaló uno de los puntos críticos: «Creo que venden una posición de superioridad, situándonos en un espacio colonialista. No critico la validez de los profesionales, critico su discurso». Lo que entronca con la perspectiva más feminista y anticapitalista de las tres. «Con el paso del tiempo he sido más consciente de que el periodismo internacional está hecho desde una visión blanca, aunque los fixers (periodistas locales que hacen de guías) son imprescindibles en la elaboración de la información». Y Montse añadió: «La mayor parte de las informaciones se hace desde la visión masculina, blanca, burguesa. Mi mirada es la de mujer de barrio pobre: para eso tuve que desaprender.» No olvidaron tampoco la cantidad de noticias «que no se formulan desde la necesidad del cuidado.»

La sesión terminó hablando sobre la censura de los medios, también de la autoimpuesta. «Como freelance es peligroso intentar agradar al medio al que le vas a proponer la historia», señaló Anna Giralt. «La autocensura puede llegar a condicionarte», afirmó Daniela Frechero. «A veces te pueden exigir cambios dudosos, pero es una misma la que debe decidir al final». Y Montse metió el dedo en la llaga: «A veces, la autocensura es comodidad. Es peligroso dejar de plantear contradicciones, también dentro de los movimientos supuestamente más alternativos.»

Pero por encima de todo y, para terminar, nos dejaron muy claro que aman lo que hacen. «Esta profesión vale la pena», afirmó Montse Santolino. «Yo no he esperado a que nadie me reconozca como periodista: me siento periodista y aprendo cada día de los temas que trabajo