El pasado 24 de enero, Jon Herranz y Gerard Peris, creadores de la productora Namuss Films, se encontraron con nuestro alumnado para hablarles de su experiencia con el cine documental en circunstancias extremas. Explicaron también cómo se autogestionan y aprenden de sus errores para contar, cada vez mejor, las historias que hacen llegar a los espectadores.

El cine documental no llama a la puerta: la realidad está por contar

Por JAVIER GUERRA, MIRIAM MANYARI y AITOR FERNÁNDEZ | @dcuenta

Fundada por Jon Herranz y Gerard Peris, Namuss Films es una compañía de producción audiovisual con sede en Barcelona y alcance internacional. Sus proyectos en Europa, Asia y África son una prueba de su capacidad de adaptación a todo tipo de circunstancias, terrenos, culturas y geografías.

El cine documental encuentra su materia prima en la realidad. En los últimos años estamos viviendo un auge de este género. Muchas veces, los programas de ficción adoptan la estructura narrativa del documental y, a su vez, los documentales exponen sus historias como lo hace el periodismo, el cine o el ensayo fotográfico.

A veces, quienes se inscriben a nuestro curso de cine documental llegan con una historia debajo del brazo. También hay quien se matricula sin tener nada que contar. «No esperéis a que venga la historia porque la realidad está llena de ellas. Está en las capacidades de cada uno hacer que algo muy particular hable de algo global«, aconseja Peris. Las buenas historias surgen en cualquier parte.

Otras veces, el miedo es el que impide el arranque de algo que podría haber sido un buen proyecto. Herranz defiende que sólo tirándose a la piscina se puede vencerlo. «Arriesgaos», recomienda. «Equivocaos, aprended de vuestros propios errores. Para nosotros ha sido la mejor escuela.»

Gerard y Jon no eran expertos en cine documental: se conocieron como fotoperiodistas y han aprendido juntos. Para elegir sus historias valoran que su viabilidad, se ponen de acuerdo y entablan una relación con los protagonistas. Crean un dossier y luego buscan financiación, aunque también han realizado proyectos «a pulmón». Entienden que el documental tiene mucho que ver con la improvisación y la adaptación, pero saben que es muy necesario un guión para no perder la esencia de lo que se quería contar.

Su nivel de aprendizaje ha quedado patente en su último proyecto, Panaroma, película que documenta la pasión por la escalada de Francisco y Edu Marín, padre e hijo. La cinta muestra cómo desafían realizar esta ruta legendaria, ubicada en la cordillera de los Dolomitas, con un grado de dificultad altísimo. Parte del éxito de este multipremiado trabajo, según ellos mismos, es la confianza que consiguen tener con sus protagonistas. «Tratamos de acercarnos mucho a los personajes que retratamos, que se sientan cómodos con su retrato«, aseguran.